Desde que la Constitución de la República de Ecuador estableció el 2008 –entre las obligaciones fundamentales del Estado- dar fortalezas al proceso de autonomías y descentralización, quedó como tarea pendiente la construcción del Estatuto Autonómico para Quito. El contexto jurídico para esta normativa lo marcan la Ley de régimen del Distrito Metropolitano de Quito (1993) y el Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización (2010).
Etapas que nos esperan
Conforme se prevé, el Estatuto Autonómico del Distrito Metropolitano de Quito (EADMQ) estaría siendo aprobado (según los tiempos) antes de finalizar el primer trimestre del 2020, luego de haberse cumplido con las premisas inherentes: aprobación en el Concejo de Quito (tras 2 debates); consulta ante la Corte Constitucional (en torno a encuadrarse en la Carta Magna); solicitud al CNE, para que se llame a los habitantes de Quito a referendo en el que se aprobaría el EADMQ, a efecto de que entre en vigencia.
En la práctica, Quito –formalmente- no ha podido desenvolverse como un distrito metropolitano, por la ausencia de la Ley de creación y del estatuto que regule competencias. Entonces, recién cuando culmine todo el proceso que está arrancando con la elaboración del EADMQ (con más rigor académico y profesional, con lo que será el seminario internacional del 22 y 23 de agosto) la capital empezará a sentir los beneficios vinculantes: una mejor descentralización, una autonomía y libertad sobre su presupuesto; aparte de que –en lo político- le correspondería una mayor representación en la Asamblea Nacional.
Como consecuencia del estatuto, adicionalmente, el Municipio del Distrito Metropolitano de Quito tendría elementos para definir sus competencias, bienes y rentas propios. La urbe podría progresar, con un desarrollo sustentable y para delinear políticas de promoción y construcción de equidad e inclusión social, tan necesarias a esta altura del siglo XXI.
Tendríamos un régimen de uso del suelo y urbanístico, un plan metropolitano de desarrollo, un mejor escenario administrativo para la prestación de servicios públicos y la construcción de obras; un desarrollo económico local, un repunte del turismo, el respeto al derecho al hábitat y a la vivienda, la prevención y atención al problema de la contaminación, el control del espacio público y las actividades económicas que allí se despliegan.
Cambiar para progresar
Bien podría decirse que, para la actual administración del Cabildo liderada por el alcalde Jorge Yunda, quizá la concreción del EADMQ pudiera ser el mayor hito de su gestión, porque marcará un “antes” y un “después” en la historia de la ciudad. Sin embargo, resulta interesante y edificante que –en estos dos primeros meses de trabajo- hayan salido a debate otros temas, como por ejemplo, la conveniencia (para Quito y sus habitantes) o no conveniencia de seguir con la ejecución de algunas actividades, como el programa Salud al Paso, la Fiesta de la Luz, la elección de Reina de Quito…
Es parte de la naturaleza humana el anhelo de “cambio”, pero –curiosa e inevitablemente- cuando alguien, desde otra visión o concepción, plantea modificar o dejar de realizar ciertas “costumbres” o “tradiciones” genera resistencias a ese cambio. Sin embargo, los líderes de una ciudad o de un país están expuestos a recibir reacciones (legítimas, por cierto) de quienes tienen otra visión o concepción y desean mantener esas costumbres o tradiciones.
Ha resultado muy interesante constatar cómo -por citar un caso- una iniciativa del Alcalde de Quito ha tenido réplica en otras ciudades: el traer a debate público el tema de las elecciones de reinas, desde la parte conceptual hasta su incidencia en los presupuestos de las ciudades.
Temas como el del estatuto más estos últimos y los que vendrán, a lo largo de los cuatro años de trabajo del actual Municipio del Distrito Metropolitano de Quito, son y serán los que nos van a llegar a la edificación de un sueño, para quienes –nacidos o no nacidos acá- amamos la circunstancia de vivir en una ciudad con una hermosa riqueza histórica y cultural y que sí creemos que es posible llegar a tener un ¡QuitoGrandeOtraVez!