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La participación social y los procesos de comunicación.

  • Foto del escritor: Vía Autónoma
    Vía Autónoma
  • 30 sept 2019
  • 3 Min. de lectura

Editorial, Vía Autónoma No. 10.


Primer ciclo de Mesas Temáticas Consultivas para elaborar el primer borrador del EADMQ. Fotografía: María Belén Quinga (FLACSO Ecuador).

(Quito, 30/sep/2019). La mayoría de nosotros podría pensar que la comunicación es una característica propia de los seres humanos. Si bien esta aseveración no es verdadera, quizá sí podamos decir que la comunicación humana es la única que se reviste (o intenta hacerlo) de racionalidad. El masivo e irreprimible ascenso de las tecnologías móviles de la información y la comunicación, preponderantemente a través de la telefonía celular inteligente, nos obliga a repensar toda nuestra serie de interacciones, inclusive las que aún persisten en desarrollarse cara a cara, de manera presencial.


En este sentido, cabe empezar por asegurar que la comunicación, o todas las formas de comunicación, son procesos. Esto es, según el Diccionario de la Real Academia Española (en sus tres acepciones), la acción de ir hacia adelante (1), el transcurso en el tiempo (2) de un conjunto de fases sucesivas de un fenómeno natural o de una operación artificial (3).


En el marco del EADMQ nos parece importante, para que las características de este proceso ciudadano se enriquezcan desde adentro, revisar ciertos aportes conceptuales que en el desarrollo de lo que se conoce como la teoría de la comunicación, han permitido caracterizar a los procesos de interacción comunicativa, tanto interpersonal, como grupal y/o masiva. Particularmente ilustrativo es el aporte de Paul Watzlawick (1921-2007), para quien la comunicación humana se caracteriza por la convergencia de cinco axiomas.


El primero de estos axiomas guarda relación con aquella convicción generalizada de que la comunicación es propia de los seres humanos y es que, para este autor, un individuo no puede no comunicar -primer axioma-. Este principio parece tomar una renovada importancia en nuestros días, cuando vemos que lo común es el uso de teléfonos inteligentes, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos (o incluso durante el sueño), como si fueran verdaderas extensiones del ser humano (si quisiéramos citar a Innis, 1950; y McLuhan, 1962). Precisamente, en la Nota Investigativa de este número de Vía Autónoma revisamos los números del uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en el país y en Quito.


El segundo de los axiomas de Watzlawick se refiere al texto y al contexto de los procesos de comunicación; esto es, que todo proceso comunicacional tiene un contenido, un mensaje explícito que, irremediablemente, toma sentido en el contexto en el que se enuncia y, por tanto, el propio mensaje actúa para regular e influenciar -al mismo tiempo- mensaje y contexto. Pensemos, por ejemplo, en lo difícil que resulta la comunicación entre personas cuya procedencia nacional difiere. ¿Qué tanto entendemos del chino mandarín? O sin ir tan lejos: ¿Qué tanto entendemos de nuestro kichwa? De cierta forma negociamos permanentemente los códigos, sean lingüísticos o no, que nos permiten comunicarnos.


En este mismo orden de ideas, Watzlawick propone, como tercer axioma, que los diferentes elementos (verbales y no verbales) que intervienen en el proceso de comunicación no están, jamás, aislados unos de otros y que, por el contrario, construyen, mantienen y/o destruyen nexos permanentemente.


El cuarto axioma se refiere a los códigos empleados para la comunicación, los que pueden ser analógicos (si guardan relación con el referente de la realidad al que hacen referencia), o digitales (es decir, la asignación arbitraria de un dígito, no necesariamente numérico, para referirse a un determinado referente de la realidad, tal como sucede con el abecedario).


El quinto axioma guarda particular importancia para cualquier proceso de comunicación, pues tiene que ver con diferentes aspectos sociales ligados al proceso y en los que la percepción que tenemos sobre nuestro interlocutor toma realce. ¿Qué tan iguales nos percibimos el momento de comunicarnos?


Ahora bien, y para entrar en el tema de la participación ciudadana que es el que nos ocupa cuando hablamos del EADMQ, todos estos axiomas de la comunicación (talvez en menor medida el cuarto) deberían ser considerados por los actores sociales que han venido adhiriéndose al proceso.


Entender el proceso de elaboración del EADMQ como un proceso de participación ciudadana que, como tal, necesariamente incluye innumerables procesos comunicativos sucesivos (diálogo/debate), será fundamental para que no terminemos por agotarnos a medio camino y también para que, al final del proceso, cuando los vecinos de Quito nos encontremos en las urnas para aprobar el Estatuto, no tengamos sorpresas negativas que arrojen por la borda todo el esfuerzo colectivo desplegado.

 
 
 

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